Le pedí a la suerte un día diferente,
me dio un tormenta de desdichas.
Así he dejado de creer en la nave que controla el pensamiento,
Así he dejado de creer en la nave que controla el pensamiento,
poco humano me he vuelto aprendiendo de lecciones.
Llevo el cuerpo destruido, el armadura rota,
y las manos llenas de sangre.
He luchado contra el tiempo, y este me ha vencido, busco
un destino con mi manos, busco el dormir cómodo,
y no bajo palabra en cada salmo.
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